miércoles, 12 de septiembre de 2012

Buaen Khaminou


Entrada dedicada a Jaime Cirer "Loner", insigne triat.


Si haces el camino de Santiago en bici (como lo hice yo el año pasado) cada día adelantas al menos a tres etapas enteras de caminantes, lo que en las fechas en las que la hice yo significa unas doscientas cincuenta personas, y a todas les saludas con el mantra apropiado. Es ley dedicar a cada caminante, jinete o ciclista con el que te paras, conversas, cruzas o adelantas, un cariñoso: "Buen camino". A los guiris también, sí, también en castellano, nada de "good path" o "bon chemin". Buen camino.

La anécdota estriba en que, diciéndolo tantas veces, y teniendo en cuenta que el noventa por ciento de ellas los que te contestan son guiris, recibes unos doscientos veinticinco "buaen khaminou"* de vuelta, y te acabas dando cuenta al tercer día de que, sin querer, ya no dices Buen Camino, dices "Buaen Khaminou".

Eso debe ser lo que le pasó a Aznar...














...o (ojo, si padecen del corazón no vean este vídeo), a Leticia Sabater:








Odhio el caontroel dalcolhaemiea.

En fin.


*(Intento de escribir con la fonética adecuada como pronuncian "Buen camino" los guiris)


viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Quién salva a quién?

*


Hay días en los que a los ojos se agarra el gris y a la cabeza se agarran palabras con sentimientos que se agarran al alma. Palabras como esa: "alma". ¡Frases! como esa: "se me agarra al alma". Nostalgia no sabes bien de qué y melancolía no sabes bien por qué pero se agarran.

Los niños en el parque solo exhalan alegría pero no puedes evitar que se te agarre el cielo encapotado. La temperatura es agradable pero no puedes evitar que se te agarre su anuncio: ya no es verano. Es viernes pero en Septiembre...todo sabe a domingo por la tarde.

Y tu hijo se lo está pasando como un enano con otro niño persiguiendo un globo y su risa es lo único que te mantiene hasta que, tanto se agarra la tarde, la brisa, el gris...que el globo rojo se pincha. Justo antes un avión había surcado el cielo ensordeciendo la alegría y parando el tiempo y has notado que los niños se estremecían.

Y porque tienes a tu hijo, porque hay alguien a quien consolar que ya llora, no lloras tú. Y porque tienes que inventarte como alegrarle no permites que te agarre y te inunde la tristeza. Y porque sabes que a él se le pasará en cinco minutos y sabrá que solo es un globo que se pincha, ¡que no hace falta ver siempre alegorías de la vida! decides alejar de ti tantas escenas pasadas y futuras que ves reflejadas en ese brusco final.

Y cuando por la noche escribes en el blog aquello que viviste por la tarde te das cuenta de cuán pronto empieza a salvarte y divagas sobre quién, por mucho que te necesite, salva más a quién.


*No he novelado la entrada, de verdad que el globo con el que jugaban mi hijo y el otro niño era rojo. 
La imagen es de la película francesa de 1956 "El globo rojo": Un niño solitario encuentra un globo rojo... ¿o quizá es al revés? Y ambos, el niño y el globo mágico, vagan por las calles de París. Allí donde va el chico, el globo no anda detrás. Y cuando el pequeño se mete en problemas, el globo acude al rescate. Un poético mediometraje (protagonizado por el propio hijo del director; un crío de 4 años de edad), sin apenas diálogos, que fue sorprendentemente galardonado con el Oscar al mejor guión original.

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Es preferible?




Es preferible no llevar calcetines.

Puede, pero es agradable la sensación de cuando abrazan los pies que han caminado descalzos sobre un ya no tan templado suelo.


Es preferible el caos horario.

Puede, pero la agenda ordenada y rutinaria de actividades extraescolares nos ancla y acabamos necesitándola como los niños necesitan padres que les pongan normas a las que saber atenerse.


Es preferible el verano.

Puede, pero igual que somos necesarios los feos y los últimos para que existan los guapos y los primeros, es necesario el invierno. Es necesario septiembre con sus corticoles, octubre con su deprimente cambio de hora, noviembre y su lluvia, diciembre y la navidad, enero y su cuesta, febrero y su veintitrés, marzo y su esperanzador cambio de hora, abril y su semana santa y mayo y sus camisetas blancas de tirantes, y sus primeras playas. Son necesarios para que deseemos tanto el verano, para que tengamos algo a lo que preferirlo.

Es necesario el ciclo, si no, no apreciaríamos lo que viene y lo que se va y la vida sería un monótono y aburrido verano.

Disfrutemos de esta melancólica despedida y de la espera hasta la nueva eufórica bienvenida y, mientras tanto, gocemos del abrazo de calcetines y chaquetas, de la calefacción, del turrón y del arrós brut.

A vivir.

*Los actores de la foto que encabeza la entrada son Jim Carrey y Kate Winslet y la imagen pertenece a "Eternal sunshine of the spotless mind", una película de trágico e intenso amor que me marcó y que transmite en muchos momentos, entre otras cosas, el sufrimiento del frío en el invierno y el placer del amor al calor interior mientras fuera hiela.