martes, 7 de septiembre de 2010
Porque así soy mejor.
Un día decides que vas a mejorar algo en tu trabajo, vas a introducir algún elemento nuevo que piensas que redundará en tu beneficio, el de la empresa, el de los compañeros... al principio cuesta, estás acostumbrado a hacer las cosas de cierta manera y este nuevo invento parece retrasar las cosas, requiere de un esfuerzo adicional y tarda en ser positivo, pero tú estás convencido de que lo será. Tras un tiempo y repetidos esfuerzos lo empiezas a automatizar, ya no te quita tiempo, y finalmente tenías razón, haces el mismo trabajo en menos tiempo, o más trabajo en el mismo tiempo, y lo haces mejor. Estás satisfecho, mucho, te ha gustado la experiencia y no puedes por menos que intentar seguir haciendo cosas parecidas para mejorar.
Un día te haces consciente de que alguien de tu familia, o tu familia en general, o un amigo, son una parte de tu vida a la que no le estás prestando la atención que merece, decides que no puede ser, no puedes seguir así, merecen más de tu tiempo y un tiempo mejor. Al principio no sabes cómo hacerlo, tienes el tiempo muy ajustado y el poco que les dedicas se te hace muy difícil que sea "de calidad" porque estás cansado y agobiado por otras cosas, pero la determinación está tomada. Quitas un poco de tiempo al sueño, reduces ordenador, televisión... y con mucho esfuerzo finalmente agrandas su hueco y lo haces más confortable. Te sientes realizado, has hecho algo bueno.
Seguramente al principio tenías serias dudas de que el sacrificio mereciera la pena, estabas casi seguro de que abandonarías a mitad del intento, no estaba nada claro que fuera beneficioso, pero tras un tiempo has llegado a hacer algo de lo que no te creías capaz, que te ha dado mucho más de lo que esperabas y ha aumentado mucho tu valoración de ti mismo al ver que estás haciendo cosas que jamás creías que pudieras.
De esto hablo yo cuando hablo de correr, o de ser capaz de mantener el gesto de ir corriendo durante una hora, aunque sólo hagas diez kilómetros (pensamientos a seis), o aun más lento, pero de mantener ese esfuerzo y ver que tu cuerpo puede, y disfrutar del placer de beber de verdad con sed, de ducharte cansado, de dormir de nuevo como un niño, de contarlo, de sentir que sí, que puedes. De mirar atrás y pensar que el camino, aunque hayas sufrido algo, ha merecido la pena porque ahora ya sólo te rinde beneficios.
Sé que intentar explicar por qué perdemos unas seis horas (o más, o menos) a la semana "corriendo" para no ir a ninguna parte a los que no lo entienden es fútil, pero hoy, mientras corría con una amiga, otra loca de esto (Gracias Ascen, por tu compañía hoy y por haber adaptado tu ritmo a mi parsimoniosa cadencia) se me ha ocurrido que podía ser paralelo a otras cosas, quizás dicho así alguien sea capaz de entenderlo.
Seguramente no.
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Bonitas reflexiones. Lo mismo pasa con otros deportes. Especialmente con el deporte mayoritario del fútbol. ¿qué harán 22 jugadores detrás de un balón durante 90 minutos y miles de aficionados observando tamaña sandez?...¡¡vaya chorrada piensan algunos!!, pero...... es una forma de evadirse, de desconectar, de no pensar, es una forma de vivir, la felicidad está en el camino, no al final del camino y correr, jugar o ver fútbol, nadar o cualquier otro deporte te ayuda a pasar el tiempo y de eso se trata: ¡ pasar el tiempo ! Al fin de cuentas la vida no es más que eso y la felicidad consiste en llenar ese especio vacio de muchos y pequeños momentos de no sufrimiento. ¡¡ Voy a parar que me caliento y después piensan que estoy para encerrar!!. Bonitas reflexiones pensador.
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ResponderEliminarGracias anónimo.
ResponderEliminarAaay, payo, dime quién eres que me mata la curiosidad.
Hola pensador, te puedo decir de tu amigo anónimo que es una persona como tu, en peligro de extinción, simplemente por como sois, de una pasta especial muy difícil de encontrar en este mundo y a las que hay que cuidar mucho, con mucho mimo.
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