lunes, 28 de noviembre de 2016

Sanabrés 9. Outeiro. Benemérita.

Outeiro es uno de esos pueblos a los que tienes que llegar a dormir aprovisionado ya que ni hay restaurante, ni tienda, ni menaje en la cocina del albergue. Justo una fuente y no caía agua.

(¿Por qué albergues con cocina y sin menaje? Misterio misterioso).

Así que comí tarde y abundante en “O Churrasco de Juanito” en Ponte de Ulla y encaré la subida con la alegría que da el cocido. Al inicio de la misma veo a los valencianos con dos guardias civiles. Nos tomaron los datos y nos contaron  que su labor era tranquila, vigilar el camino, pero que entre tanta gente de todo había y que pocas veces pasaba algo pero cuando pasaba cundía mucho así que mejor minimizar.


Mejor, sí, que las poblaciones que dependen del camino no quieren matar a la gallina ni los que lo hacemos queremos tener miedo. Al precio de que te fotografíen el DNI con el esmarfon y te den un ratito de conversación sale barato.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Sanabrés 8. Silleda. Ensalada en el colegio femenino, que no falte el pe...regrino.




En Silleda hay tres albergues privados. A mí me gusta dormir en albergues públicos, me gusta seguir los principios de austeridad y comunidad en el camino, pero me venía bien dormir allí aquel día así que me busqué el que pareciera más público.

El albergue de Santa Olaia de SIlleda es una parte de lo que se hizo con el pastón que cedió al morir la ricachona María Seoane Colmeiro a unas monjas. También hicieron un colegio, todo junto.

El albergue ahora lo es pero fue residencia femenina y lo sigue pareciendo: tres plantas con unas cincuenta habitaciones, cada una de las habitaciones para cuatro estudiantes (dos literas). Una pequeña cocina adjunta abajo, lavadero arriba y varias salas comunes.

Ya he hablado de lo poco transitado del camino Sanabrés y os cuento además que los otros dos albergues bombardean de propaganda los kilómetros previos.

Todo aquel edificio para mí solo. ¿Qué si pase miedo? No.

Pero haberlas, haylas.




miércoles, 2 de noviembre de 2016

Sanabrés 7. Vanesa y el boomerang en Castro Dozón.



El albergue de Castro Dozón es una enorme casona perfecta para campamentos infantojuveniles y es casi nuevo pero como no se utiliza más que para unos pocos peregrinos está hecho un desastre y da bastante pena. Compensando esto tiene una amabilísima hospitalera de veintiocho años que se llama Vanesa y aguanta tu rollo si, como a mí, te da por soltárselo.

-¿Cómo es la vida en Castro Dozón?
-Bueno, tranquila, de infarto no nos morimos.


Pese a que entre otras cosas le conté lo de mi blog no creo que me lea pero, si fuera así, citaré textualmente el final de la canción “Boomerang” de los Manel: “Ei Vanesa si sents això una abraçada molt gran".