Outeiro es uno de esos pueblos a los que tienes que llegar a
dormir aprovisionado ya que ni hay restaurante, ni tienda, ni menaje en la
cocina del albergue. Justo una fuente y no caía agua.
(¿Por qué albergues con cocina y sin menaje? Misterio
misterioso).
Así que comí tarde y abundante en “O Churrasco de Juanito”
en Ponte de Ulla y encaré la subida con la alegría que da el cocido. Al inicio
de la misma veo a los valencianos con dos guardias civiles. Nos tomaron los
datos y nos contaron que su labor era
tranquila, vigilar el camino, pero que entre tanta gente de todo había y que
pocas veces pasaba algo pero cuando pasaba cundía mucho así que mejor
minimizar.
Mejor, sí, que las poblaciones que dependen del camino no
quieren matar a la gallina ni los que lo hacemos queremos tener miedo. Al
precio de que te fotografíen el DNI con el esmarfon y te den un ratito de
conversación sale barato.