viernes, 23 de septiembre de 2016

Quizá seríamos más felices...

Si nos aseguráramos de que el sujeto que está delante del verbo necesitar es verdaderamente "yo".

Si exploráramos algún camino más que el que nos enseñan y, si al ver que el que nos hace feliz es poco transitado o incluso no lo ha escogido nadie, nos diera igual lo que dicen los de las autopistas y no permitiéramos que eso nos robara ni un pedacito de esa felicidad.

Si nos enseñaran desde niños lo natural que es amarnos a nosotros mismos porque somos maravillosos, y que así somos todos. Entonces surtiría espontáneo, habiendo besado ya infinito cada milímetro del espejo, mirar sólo hacia los demás.

Si al hablar lo hiciéramos siempre como si fuera a ese espejo.

Si nos diésemos cuenta de que mi manera de ser feliz no tiene por qué ser la de los otros y pudiésemos tolerarlo.

Yo, de esto último, me doy cuenta así que, quizás, olvidad todo lo escrito.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Huarachismos





Cada año vengo a Zaragoza en las mismas fechas y corro la carrera de los bomberos. Son diez kilómetros rápidos ya que, al pasar por los tres parques de este cuerpo de Zaragoza, es una carrera lineal y cuesta abajo.

El chancleteo de mis sandalias huarache, aunque leve, es muy diferente del sonido de las zapatillas habituales y me delata al adelantar corredores, estos, por esa razón o porque es un gesto reflejo cuando te adelantan, siempre miran ahí abajo y sus comentarios han dado lugar a numerosas anécdotas que, de momento, sólo están apuntadas en mi cabeza.

(Menos la de hoy).

- ¿Tú viniste el año pasado?
- Sí.
- Te he reconocido por el sonido de las chancletas.
- Nosonchancletasonsandalias,lasprimerasvansueltaspordetrásyestásvansujetas¿ves?simedieranuneurocadavezquexplicoestoseríamillonario.
- El año pasado dijiste lo mismo.
- Pues eso.