miércoles, 18 de agosto de 2010

Deportistas como cabras. Solidarios como nadie. Baleares Solidaria.



No os descubro nada si os digo que, cuando te metes un poco en este mundo del deporte, del atletismo, del triatlón, de las carreras de montaña... te encuentras con gente que está muy mal de la cabeza. Probablemente todos lo estamos. Recuerdo cuando me parecía una machada jugar un partido de padel y veía los que corrían cuatro kilómetros y pensaba que debían estar locos. Ahora estoy preparando mi primera maratón entera (después de siete medias y dos más que me quedan hasta hacerla).

Bueno, pues hay gente que ya se pasa, que intenta batir el record de correr en cinta durante 24 horas, como Toni Contestí, o hace Ironmans (3.9 km nadando, 180 en bici y 42 corriendo). Pero hay alguno de estos que tiene una peculiaridad, aplican su locura para intentar que gente con problemas saque provecho de ella. Toni  Contestí lo hizo para dar a conocer el problema de la Esclerosis Múltiple colaborando con ABDEM (Asociación Balear de dicha enfermedad), y José Manuel López Martínez, con su proyecto "Baleares Solidaria" va a donar la recaudación que recoja para ayudar a la población del delta del río Paraná, Argentina que sufre desde años atrás grandes deficiencias de educación, alimentación, sanidad y pobreza en general, debido a su enclave geográfico.

El loco (maravilloso loco) de José Manuel (Pepelolo), se va a cascar lo siguiente:

  •       Recorrido de Menorca en bicicleta de Mahón a Cap D'Artrutx.
  •       Menorca- Mallorca a nado. Cap D'Artrutx a Cala Ratjada.
  •       Mallorca corriendo desde Cala Ratjada a Santa Ponça.
  •       Mallorca a Ibiza en piragua.
  •       Ibiza corriendo hasta Ses Salines.
  •       Ibiza- Formentera nadando.
  •       Formentera corriendo.
Nos ha pedido a sus amigos que le acompañemos a tramos, a ver si puedo ir un ratillo, pero lo importante de este tema es poder colaborar en la causa. Para más información, aquí:

http://bit.ly/9i4DlR





                                      Están locos estos deportistas.

martes, 17 de agosto de 2010

Crónica de una caída (XII) [Las curas]. Punto final.






Una vez con la cura inicial hecha y el litro entero de suero salino pasado (una bolsa de suero normal tiene 500 ml, aunque también las hay de un litro) me siento más tranquilo. Había pasado dos momentos de mareo intenso y sensación de irme a desmayar, pero sé perfectamente que la única razón que me ha llevado a ellos son los nervios pensando lo que me podía pasar en algún momento, haber perdido demasiado volumen, haberme roto el codo... aunque ahora sé que exageraba en los momentos de nervios ser médico no ayuda nada, todo lo contrario, sabes qué es lo peor y, por supuesto, te pones en ello.

Como todo se ha ido posando llamo a mi mujer, me viene a buscar con mi cuñado, volvemos a la playa, la organización, ¡¡perfecta!!, me había guardado todo juntito, estaban a punto de irse pero en cuanto me ven llegar (ahora con un par de vendas pero todavía todos los roces en carne viva, el tritraje bajado y sin camiseta) me reconocen: "eres el 373 (mi dorsal), ¿verdad? ", era claramente una pregunta retórica, "aquí está lo tuyo". Veo el sillín de la bici destrozado por la parte derecha, no evalúo más, me preocupa poco. Recupero mis pertenencias (menos el casco, que se quedó en la primera ambulancia, pero de todas maneras, y aunque esta caída no ha tocado cabeza, ya había pensado cambiarlo después de la caída en PortoCristo, mucho más leve que esta pero que sí la tocó) y tras llegar a nuestro coche y colocar la bici en su sitio ayudados por un triatleta que todavía estaba por allí (entre mi mujer embarazada y yo lisiado... menos mal que pasó este chico), me monto en el coche, conecto el teléfono a internet y mando mi primer mensaje al foro de @tletas de Baleares: "Muchos raspazos pero estoy bien".

Luego en el hospital me duche frotando bien las heridas en carne viva (aunque a día de hoy, cuatro días después, siguen saliendo piedrecitas incrustadas) para intentar evitar lo máximo posible la infección, y allí sí que estuvieron más de una hora curando heridas, cuatro de ellas (las dos manos, el codo, y una en el costado) todavía las tengo que llevar tapadas con crema antibiótica y regenerativa, me las curan cada dos días (perdiendo todavía más de una hora en el proceso cada vez), ah, y los puntos en el codo. Estoy tomando antibiótico vía oral para ayudar a mi cuerpo a luchar contra todos los bichitos que tienen tantas puertas abiertas, sobre todo preocupa la de la articulación, que es la más profunda, y si entra ahí... a ver cómo lo matas (hay sitios en el cuerpo donde los antibióticos llegan mal, como los huesos o las articulaciones).

Y esto es el final. Acabé de escribirlo el día 29 de Julio. Me ha surgido alguna reflexión más en el tiempo, pero no la he escrito (de nada) así que se quedaron en el limbo, espero que a alguien le haya servido de algo (si es que alguien lo ha leído entero).

miércoles, 11 de agosto de 2010

Crónica de una caída (XI) [Sueros]





Tema sueros:

Simplificando muchísimo los más usados son dos, el suero salino fisiológico y el suero glucosado.

El suero glucosado es agua con azucar, es el que pones cuando piensas que alguien puede tener una hipoglucemia, así que... a no ser que el corredor sea diabético y tengas pistas para pensar que puede haberse pasado con la insulina más el ejercicio, en principio no está indicado. Un corredor no diabético que no ha desayunado y ha hecho mucho ejercicio, así y todo, si se pone malo, se marea y está a punto de sincoparse, o incluso lo hace, raramente será porque tenga el azucar bajo, y en todo caso se puede poner un suero glucosado, pero yo lo pondría al mismo tiempo que el otro. Del suero glucosado, aunque lo pongas en la vena, no se queda nada de volumen en los vasos (las tuberías, las venas y arterias), es agua con azucar, comida para las células, así que todo lo que entra en la vena, va a las células para que estas coman, pero estos mareos son más temas de fontanería (de que haya suficiente presión como para que llegue sangre al cerebro), como he explicado antes, y metiendo a la vena un líquido, que según entra, sale, no solucionamos nada.

El suero salino fisiológico es el otro suero, el que yo pondría "a chorro" siempre a un corredor que llega mareado, a no ser, repito, que sea diabético. Este suero, como su propio nombre indica, es agua con sal a concentración "fisiológica", es decir, tiene la misma concentración de cloro y de sodio que el que tiene el suero (la parte líquida de la sangre), y con este suero sí rellenamos las tuberías, y por tanto sí subimos la presión en las mismas, y por tanto, antes conseguimos que llegue más sangre al cerebro y mejoramos todos los mecanismos que se han disparado y no van bien y nos pueden poner en shock hipovolémico (o sea, chocados por falta de volumen). De acuerdo si se quiere en mirar la glucemia (con el aparatito ese que te pincha un dedo y mira cuánto azucar tienes en la sangre) y si está justito poner un suero glucosado, pero al mismo tiempo que pones a chorro un suero salino fisiológico.  

Crónica de una caída (X) [Parir una piedra]




Relativamente limpio (muy relativamente, pero al menos ya había visto dónde estaban los puntos de sangrado) y taponado, había que hacer una evaluación más profunda, aunque la verdad, cuando llegamos a la zona de detrás de boxes y me dijeron que me tenían que pasar a la otra ambulancia para que me llevase al PAC dudé, lo que quería era limpiarme del todo (pensé en el mar y en las duchas de boxes) para quitar la mierda -que se me había clavado hasta las entrañas- lo mejor posible, y les dije que no, que me limpiaría y luego ya veríamos, pero tanto la cara de: "¿pero a dónde vas a ir con esa pinta?" como con la frase: "Allí hay médicos, te atenderán mejor", acertaron, pensé, demonios, alguien me tiene que ver la articulación del codo, que está abierta, y entre que el codo ya es difícil verlo normalmente, y que yo casi no lo podía mover (en ese momento, en caliente, aun lo movía un poco, pero empezaba a preocuparme el super biceps que se me veía fruto de la contractura refleja al golpe), accedí a que me llevaran.

El segundo viaje en ambulancia se me hizo largo, me dijeron que el PAC estaba cerca, y seguro que estaba al lado, pero empezaron a aparecer más fantasmas, el codo ya se movía muy poco, el biceps totalmente contracturado... joder, si me he roto el codo es cirugía seguro, y es una articulación muy delicada, se despertará el demonio de mis tripas y adiós... quería llegar cuanto antes, que me dijeran que no tenía nada y que pasara la pesadilla. También me preocupó que me pidieron un teléfono de contacto, y yo no quería que llamaran a mi mujer, se hubiese muerto del susto, así que se lo di a regañadientes y haciéndole prometer que no llamarían a no ser que yo dijese que lo hicieran (evidentemente no llamaron, pero yo tenía miedo y seguía sin pensar con claridad).

Llego al PAC, soy más consciente aún de la pinta que debo tener por como me hacen pasillo los de la ambulancia abriéndome puertas, la administrativo levantándose de su sitio y pasándome directamente a la sala de curas y los pacientes no protestando porque me pasaran primero (sobre todo para esto último hace falta tener muy mala pinta), eso, evidentemente no ayuda, da miedo.

El médico también se levanta de inmediato cuando me ve, dejando al paciente que estaba viendo en ese momento con la palabra en la boca, el paciente se da la vuelta, me ve, y... tampoco protesta... mal rollo. El médico me pregunta como estoy, le digo que soy médico creyendo que le tranquilizaría, enseguida me di cuenta de que, dado como solemos actuar los médicos cuando somos pacientes y la mayor carga de presión al tratar a un "compañero", en realidad era más motivo de susto que otra cosa, pero ya estaba dicho. Le digo que estoy bien, que creo que sólo tengo rasguños pero me preocupa la herida abierta a articulación del codo y el hecho de que cada vez lo muevo menos, mira los rasguños, pasa de ellos de momento (bien hecho), mira el codo, no me gusta su cara: "bueno, de momento tenemos un cuerpo extraño ahí dentro", mierda, con mucho dolor consigo rotar un poco y, efectivamente, hay una piedra dentro de la herida -joder, vaya herida tengo en el codo-, "voy a buscar el material para sacarla"... y mientras se da la vuelta pienso que a mí tener piedras no me mola, ni en el riñón, ni en la vesícula, ni... en el codo, así que, cual subnormal toquiteo por detrás y la expulso. Clic, clic, clic... resuena en el suelo. "Ya no lo tenemos", anuncio triunfante tras el parto al médico al que ni siquiera le había dado tiempo de abrir un cajón. Se da la vuelta y, con su cara y su gesto me hace darme cuenta de que mi actuación estelar sobraba. Perdón, le digo, tienes razón, han sido los nervios. Gesto de disculpa y de comprensión. En ese momento me doy cuenta de lo que os decía antes y se lo confieso: "Sí, ya lo sé, tener un paciente medico, o... enfermera (volviéndome hacia ella), son un coñazo".

En el PAC, y de urgencias, me hacen sólo lo gordo, además, como saben que luego voy a ir al hospital se despreocupan de lavarme del todo y con limpiarme las tres heridas gordas y profundas del codo se quedan contento. Me ponen la antitetánica (premonitorio que la semana anterior había comentado con la enfermera de salud laboral del hospital que me tocaba la de recuerdo) y me preguntan cómo iba de hidratado (por lo que os he contado antes). Les digo que creo que bien, pero que si me ponen un par de sueros salinos fisiológicos me quedo más tranquilo.

Tema sueros:...


(Continuará...)

lunes, 9 de agosto de 2010

Crónica de una caída (IX) [¿Tumbado o sentado?]









 Por todo esto, al ver que seguía sangrando poco a poco pero de forma constante empecé a pensar un poco más fríamente, y me di cuenta de que igual podía llegar el momento de que, entre el calor, que la adrenalina ya iba bajando poco a poco, el cansancio, la leve deshidratación que llevaba por mucho que hubiera bebido mientras iba en la bici, y la pérdida de sangre que igual había subestimado, me podía marear, este momento coincidió con el sonido de la ambulancia que venía buscándome ¡bravo por protección civil que no me hizo caso cuando dije que estaba bien y que bajaba andando! entonces pararon a mi lado y "me dejé hacer", y lo entrecomillo porque todavía no me dejé hacer del todo, seguía enfadado (tonto, tonto, tonto) y les dije que estaba bien, que sólo necesitaba que me cortaran las pulseras y que me ayudaran a limpiar un poco toda la sangre para encontrar los puntos de sangrado y presionarlos, así lo hicieron, gordos sólo tenía tres, limpiamos con suero, y pusimos gasas limpias y me presioné yo mismo (los de las palmas delas manos con los dedos y el codo con la mano izquierda), me dejé bajar en ambulancia porque me di cuenta de la pinta que llevaba y de que lo que me quedaba por bajar (la curva cerrada del principio), era peligrosa hacerla andando y más en mi estado (iba cegado).

Otro error: no me dejé tumbar en ningún momento pese a que insistieron, estaba más cómodo sentado, pero no está mal tumbarse. Esa presión dentro de las tuberías de nuestro cuerpo la mete el corazón latiendo, si facilitamos la tarea a la sangre de llegar hasta la cabeza poniéndola a la misma altura que el corazón (tumbados), en caso de que haya sangre justita, llega más fácil a la cabeza que si tiene que subir hasta la cabeza porque estamos incorporados. Si además de tumbarnos ponemos las piernas en alto facilitamos el retorno de la sangre que va hasta allí y es más difícil que la cabeza se quede sin irrigación y, por tanto, nos mareemos.

Relativamente limpio...

(Continuará)

(Ya sólo quedan cuatro o cinco capítulos. Interesantes, lo prometo).  

sábado, 7 de agosto de 2010

Crónica de una caída (VIII) [La importancia de la hidratación].







...cuando el paciente es uno mismo el raciocinio desaparece y siempre vale más pasarse de cauto, y ese papel lo hacen de puta madre los de protección civil, ¿por qué?, porque saben lo básico si es que saben algo y no quieren tener sobre sus conciencias nada que salga mal, así que lo normal será que llamen a la ambulancia y que te lleven al PAC o al hospital, según lo vean, porque, como era el caso, no había médico en la prueba. O sea, que si estás nervioso, que será lo normal, seas quien seas, si dicen que te quedes quieto que llaman a la ambulancia, ¡táte quieto, coño!, si dicen que te llevan al PAC, ¡que te lleven!

Respecto a los de las asistencias: hicieron bien lo que tenían que hacer (cuando les dejé), nada roto, sangre taponada, pues al PAC.

Reflexión interesante sobre el sangrado: la importancia de hidratarse bien.

Ya he comentado un poco más arriba que hubo un momento en el que me aparecieron los fantasmas, fue cuando, después del cabreo y de decidir bajar andando por mi cuenta a la línea de meta, tras unos ¿doscientos... quinientos?... metros andando de bajada, me di cuenta de que había algo en el brazo que no paraba de sangrar. Evidentemente era venoso superficial, babeaba y no tanto, así que tampoco podía estar perdiendo mucho, pero entonces pensé... hombre, voy bien hidratado..., ¿o no tanto?

La sangre es agua, como el 85% de nuestro cuerpo, es roja porque las células más numerosas son los hematíes, o glóbulos rojos, que le dan color, estos son brillantes cuando van cargados de oxígeno y no tanto cuando llevan menos (y eso explica la diferencia de color vena-arteria), el caso es que la sangre es el líquido que rellena las tuberías (venas y arterias) de nuestro cuerpo, y ese es uno de los factores que determinan la mal llamada "tensión" arterial, lo correcto es "presión". Como expliqué en una entrada en mi blog, es pura fontanería, si tú metes mucha agua en las tuberías, hay mucha presión dentro de las mismas, cuando hay menos agua, menos presión. Pues en el cuerpo igual, así que no es lo mismo sangrar un litro de sangre estando perfectamente hidratado que, aunque sea, ligeramente deshidratado, porque si estás deshidratado ya partes de tener menos sangre dentro de las tuberías, por tanto la presión baja más rápido, y por tanto pueden aparecer antes el mareo y la pérdida de consciencia (que no es otra cosa que la menor llegada de sangre al cerebro por falta de presión dentro de las tuberías).

Por todo esto, al ver que seguía sangrando poco a poco pero de forma constante...


(Continuará...)

jueves, 5 de agosto de 2010

Crónica de una caída (VII) [Táte quieto].





 Si, como fue mi caso, sangras "bastante" pero son venillas superficiales, en principio tienes tiempo de limpiar un poco antes con suero y gasas estériles (o no tanto), buscar los puntos exactos de sangrado (tal como iba yo de sangre por todo el brazo me costó un rato encontrarlos) y taponar con gasas. Corta las pulseras que lleves por mucho cariño que les tengas (sí, os lo podéis creer, las corte todas), y en caso de que lleves alianza, quítatela rápido si no quieres que te la acaben cortando también, por si acaso.

Una vez evaluado el sangrado (lo primero) y la movilización de las articulaciones (esto por curiosidad, más que nada), puede que creas que no te has hecho nada, puede que te estés cagando en todo por lo bien que ibas y la ilusión que te hacía acabar la prueba un año más, pero por Dios, no hagas lo que hice yo, ¡quédate quieto y espera que vengan a atenderte! (sí, lo de bajarse andando unos quinientos metros diciéndole a todo el mundo que estaba bien fue una soberana estupidez, más que nada porque se acaba bajando el calentón y acabas viendo que la sangre sigue saliendo y empiezan a aparecer los fantasmas...).

Bien, en caso de sangrado lo has taponado, puedes moverte (en principio), vale, pues en ese caso, hayas visto muchas películas, hecho muchos cursillos, te hayas leído la crónica de la caída de Sixto y te haya quedado todo muy claro, seas médico, cirujano, o nobel de medicina ¡deja que otro tome las decisiones!, cuando el paciente es uno mismo el raciocinio desaparece...

(Continuará...)

miércoles, 4 de agosto de 2010

Crónica de una caída (VI) [Y, ¿qué hacemos con ella? (la sangre)].





 Parece de perogrullo, pero lo voy a contar: ¿qué hacer con los sangrados? pues taponarlos.

Si parece arterial da igual con qué o cómo, tapona, comprime, haz lo que sea para que no salga sangre. ¿Torniquete? ¡sólo como última medida en caso de que no haya forma de taponar apretando en el sitio de sangrado!, ¿por qué? porque si hacemos un torniquete dejamos sin sangre toda la zona distal a donde estamos cortando la circulación, y se produce mucha necrosis (muerte de tejido), y al romperse los tejidos (las células), salen a la sangre sustancias (por ejemplo, potasio), y al quitar el torniquete esas sustancias se incorporan a la circulación general, y si hay mucho potasio (por ejemplo) en la circulación, el corazón tiene una tendencia poco graciosa a fibrilar (lo que viene a ser lo mismo que no latir, ya que es un latido muy suave y muy rápido absolutamente ineficaz), así que no nos morimos del sangrado, pero al quitar el torniquete se nos para el corazón, y es otra de esas causas por las que nuestro cuerpo tiene el capricho de morirse. Si no queda otra que hacerlo (el torniquete), medir el tiempo que lleva hecho y sólo quitarlo ya en el hospital, avisando del tiempo que lleva hecho y con médicos que sepan lo que hay que hacer en esos casos y que tengan todo el equipo preparado.

Si parece venoso y sangra mucho (herida profunda, vena gorda), tres cuartos de lo mismo: tapona fuerte con lo primero que tengas a mano, si es algo limpio mejor, pero si en ese momento no se puede buscar, lo primero que pilles, de la infección ya nos encargaremos luego, que eso tarda más en amenazar. En caso de vena probablemente no nos tengamos que llegar a plantear el torniquete, debería poder pararse apretando fuerte.

Si, como fue mi caso...

(Sí, me temo que continuará...)

Crónica de una caída (V) [Llega la sangre].









...


Me gustó mi primera reacción consciente. La primera inconsciente fue un reflejo humano, el de supervivencia, el del mal menor, el de quitarme de en medio. Vale, me la he pegado gorda, pero por hoy tengo suficiente, no me apetece que me atropellen. Pero entrando ya en el consciente, al ver que soy capaz de ir hasta la acera tras el golpe, mi primer pensamiento va hacia los compañeros: si soy capaz de quitarme yo también soy capaz de apartar la bici de en medio de la bajada, así que miro a ver si no viene nadie y mientras el que iba detrás de mí ya ha pasado y le oígo gritar "¡¡¡caída aquí!!!" a los de protección civil de la curva de abajo y veo bajar corriendo a alguien vestido de naranja con cara de susto de la curva de arriba, quito lo que queda de bici de en medio de la pista (no me preguntéis por ella, no la volví a inspeccionar y se quedó en Can Picafort) y empiezo la autoevaluación.

Lección práctica:

Si mueves las articulaciones todos los grados posibles, con un poco de suerte los huesos no están rotos... y digo con un poco de suerte porque hay que esperar a que enfríen, a que baje la adrenalina, a volver a este mundo.

Si sangras mira a ver: 

Es casi imposible lesionarse una arteria en una caída como la mía, a no ser que caigas sobre algo punzante y tengas mucha puntería (las arterias van profundas, están recubiertas de una gruesa capa muscular y dicen que se contraen con los golpes) pero es fácil diferenciarlo, lo primero por la presión, seguro que todos recordáis alguna cogida de algún torero en la que la sangre le sale de la pierna como un surtidor, eso es una arteria, la presión a la que va la sangre por ellas en su momento más alto es de unos 130 milímetros de mercurio, como un chorro de un grifo bien abierto. Además late, porque la presión varía con cada latido, ¿recordáis lo de la presión alta y la baja?, pues eso. Y el color... amigos, por algo la naturaleza utiliza colores chillones brillantes y preferentemente en el rango de los rojos para alertar del peligro, si alguna vez veis el rojo de la sangre arterial, llena de oxígeno, nueva, sin utilizar, recién sacadita de los pulmones e impulsada por el corazón... seguramente no necesitéis saber nada ni elaborar pensamiento alguno, enseguida sabréis que algo malo, muy malo, está pasando, por una arteria podemos perder un litro de sangre en menos de un minuto y... tenemos cinco (litros, que no minutos).

La sangre venosa es la que todos conocemos, es un rojo oscuro, y sobre todo mate, y no late, babea. Las venas van superficiales y es fácil que se abran, como es lógico, con cualquier rotura de la piel, pero las venas gordas, las que aunque babeen pueden hacernos perder mucha sangre en poco tiempo, van también profundas.

Parece de perogrullo, pero lo voy a contar: ¿qué hacer con los sangrados?...

(Continuará...)

lunes, 2 de agosto de 2010

Crónica de una caída (IV)

...


Creo que es la primera vez en mi vida en la que, al menos el recuerdo de algo, pasa a cámara lenta, como en las películas, recuerdo ir en la bici, quizá decidí recolocarme en un momento inadecuado (y digo quizá porque no recuerdo que fuera así, pero algo pasó), quizá se me fue la cabeza a... ¿y yo que sé?, pero el caso es que pillo ese bache y noto algo raro en la mano, bueno, más bien no noto algo en la mano, y es que la mano derecha, involuntariamente, claro, no está cogiendo el manillar, y ahí se corta la imagen.

Como cuando pierdes la cobertura en el móvil, como cuando el ordenador se queda sin batería y empieza a ir a golpes... en mi recuerdo no hay nada, nada. Lo siguiente que soy capaz de recordar es que estoy en el suelo y me puedo levantar para quitarme de en medio y quitar la bici para que no se caiga nadie más.

No hay imagen, pero si hay un pensamiento, es curioso porque es un pensamiento largo, elaborado y muy consciente, y digo que es curioso porque de verdad lo pensé así, y no sé como me dio tiempo de hacerlo, pero así fue, pensé: "Sixto, te vas a caer y te vas a dar una hostia de campeonato. Es muy importante que, como siempre lo has hecho -porque eres un torpe, y con la bici no tienes nada de experiencia, pero cayéndote toda la del mundo- caigas bien". Vale, de acuerdo, no lo expresé en estas palabras, pero si fue un pensamiento claramente consciente: "Vuelas hacia el suelo a mucha velocidad, no impactes, intenta aterrizar".

Y es interesante también la siguiente conclusión sacada de esta experiencia: grandes golpes, violentos como este, aunque los veas venir... no duelen. Que sí, que evidentemente ahora estoy muy dolorido y me durará unos cuantos días, pero el golpe en sí... na-da, ¿por que lo ha suprimido mi subconsciente?, ¿por la adrenalina?, ¿por el susto?, lo que quieras, pero no duelen, a mí al menos, o no tengo recuerdo de sentir dolor en ese momento, así que viene a ser lo mismo.

Me gustó mi primera reacción consciente...

(Continuara...)

Crónica de una caída (III)



Primera vuelta y voy pasando a gente (dos o tres, pero bueno, algo es), segunda vuelta y lo mismo, y además veo que me cruzo con otros todo el rato en el mismo sitio, o sea, que no pierdo, empieza la tercera vuelta y veo un grupo de cuatro que están fundidos, se me iban acercando en las subidas y se me iban alejando en las bajadas, tengo mucho miedo a bajar (y a partir de ahora ya no sé qué tendré...), en el punto más alto los tengo cogidos, incluso paso a dos, pero en cuanto empieza la bajada les indico que pasen, que prefiero entonces que no cuando vayamos más rápidos. Y llegamos a la zona de gravilla, y pillo un bache, como tantos, y veo que mi mano se suelta del manillar...

Lección:
Corriendo da igual, te paras y punto.
Nadando también da igual. Si es entrenando en piscina te paras. Si es una travesía te paras y pides ayuda a una embarcación suele haber de sobras, como para no tener miedo. Si entrenas lejos en el mar ve con alguien, eso sí.
En bici de montaña y bajando... mide bien las fuerzas de tus brazos. Si llevas una bici de 1990 (veinte años ha), y has hecho una triatlón la semana pasada con escaleras en los que la suspensión eran tus brazos, y el día de antes has hecho una travesía a nado de mil doscientos metros, y hace una hora has nadado mil y te has notado cansado de brazos... ¡¡cuida!!, un bote en el cambio de tipo de suelo puede hacer que, sin que sepas por qué ni cómo, de repente tu mano se quede al lado del manillar, pero en el aire, y no, no es lo mismo, resulta que te desequilibras, y vas a unos treinta kilómetros por hora, y menos mal que eres de los que baja poco a poco, y el suelo es gravilla gruesa de cemento, y no, no hacen colchones ni almohadas de ese material.

Creo que es la primera vez en mi vida en la que, al menos el recuerdo de algo, pasa a cámara lenta, como en las películas...

(Continuara...)