sábado, 11 de diciembre de 2010

Seamos capaces.



Tengo la suerte de considerarme ciudadano del mundo. Le tengo cariño a España porque es el país donde vivo pero hace tiempo que cuando veo una competición me gusta que gane el que mejor lo hace, español o no, por eso no me importa tanto que no vayamos a ganar el próximo tres mil obstáculos femenino, aunque me preocupa que ya nada me hará pensar que la que gane esté limpia. Hay a quien le preocupa que España salga manchada de todo esto, a mí me preocupa la salud de los que se dopan y la enseñanza que le estamos dando a los niños que entran en el mundo del deporte.,

Tengo la suerte de entender que yo hago deporte para sentirme mejor con mi cuerpo, y que esa meta la conseguí el primer día que salí a correr, un dieciséis de marzo de dos mil nueve. Aquel día “corrí” cuatro kilómetros en unos veintisiete minutos y me pareció alucinante poder hacerlo. Ya he llegado a “correr” una maratón -más de diez veces aquello- y ni os cuento lo que me pareció conseguirlo. Hay quien quiere hacerlo más rápido. A mi me gustaría poder tener salud para hacerlo más veces y, quién sabe, quizá algún día hacerlo con mis hijos.

Tengo la suerte de creer saber cuándo estoy dando lo mejor de mí mismo y que eso me satisfaga sin necesidad de que sea mejor que lo de los demás, ojalá todos los que compiten en una prueba deportiva, realizan un trabajo, conviven con una familia… pudieran detectar también eso y eso fuese suficiente para premiarlos.




Ps:

Esto que pongo abajo lo vi con mi hija cuando ella tenía tres años y medio. Desde entonces sólo reconoce a dos deportistas en la tele, "en Rafel" (por Dios, no nos falles) y "na Marta" a la que estuvimos gritando durante toda la carrera. Tuve la suerte de que le cayera simpática porque su cinta era rosa, ya que ella tampoco se guía por nacionalidades. ¿Qué le cuento yo ahora?





(Dedicado a Pau Verd, inspirador de esta entrada).,

9 comentarios:

  1. Juas Sixto!! mi hijo también vio esa carrera a los dos años y le pasó lo mismo!!

    ResponderEliminar
  2. L´has clavada...t´imagines si en comencen a sortir més? Al cap i a la fi,els únics bons serem noltros,els que cuan sona el despertador no mos podem moure.

    ResponderEliminar
  3. Qué pena, Pau, que perdamos la escala de valores que tenemos con tres años.

    Sebastià: no sé si serem els únics, pero si sé que ja som els millors.

    ResponderEliminar
  4. I mira que som dolents, eh? jejeje pero lo be que mos ho pasam.
    Referente a lo otro, una lastima, pero solo es la punta del iceberg, donde hay dinero... y eso pasa en todas las facetas.

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno sixto. Es una lastima que la gente elija engañar o mentir para aferrarse a una posición. Esto que en otros entornos lo vemos como normal, en el deporte nos choca precisamanente por lo que tu dices: El deporte debe ser para sentirse mejor y no para "Ser el mejor".

    ResponderEliminar
  6. Hola Sixto! Con respecto al contenido de esta entrada me permito suscribir hasta la última coma. Yo me enteré de que existía esto del dopaje (entonces se hablaba sólo de anabolizantes) cuando un jugador de la NFL (fútbol americano, ya ves, aficiones raras) se fue al otro barrio tras una larga enfermedad muy relacionada con sus excesos farmacológicos. Hablo de hace muuuchos años. Ya entonces me pregunté eso de "pa qué?"
    Lo de los ídolos con pies de barro es, desgraciadamente, moneda común. Sabrás explicárselo a la niña, seguro. Suerte que el ejemplo lo tiene en casa.

    En otro orden de cosas, fue un auténtico placer saludarte en Calvià. Te repito que estamos en contacto. A ver si el 17 puedes trotar un poquito con nosotros por la ST. Y si no, pues enhorabuena, ya sabes...

    Abrazos

    Pepe

    ResponderEliminar
  7. Os recomiendo este blog, por si queréis leer de dopaje y un poco de clicismo.

    Ciclismo2005.blogspot.com

    Saludos

    Adolfo

    ResponderEliminar
  8. Los pelos como escarpias...

    ResponderEliminar
  9. Gracias anónimo, seas quien seas.

    ResponderEliminar