sábado, 3 de septiembre de 2011

El sabor de las palabras


(Entrada dedicada a Xisco Mingorance, por descubrirme la versión de Manel del "No t'enyoro" de Els Pets).


 Parecería que no hay nada más tajante y definitivo que un no pero todos sabemos que, cuando eramos pequeños, en boca de nuestra madre, un no podía saber a "quizás" y un "ya hablaremos" al no más tajante jamás oído.

 Las palabras no son solo lo que significan, son el contexto, el tono, el gesto, la mirada que las acompañan... esas cosas son la sal y la pimienta que hacen que algo que por sí solo debería saber a esperanza pueda llegar a sonar como profunda depresión o pueden convertir el negro en el color de la alegría.

 Esa paradoja, esa contradicción, me parece mágica.

 Como "No hago otra cosa que olvidarte" significa que me es imposible hacerlo:








Como "No te añoro" puede significar me muero por ti:








Cómo un "no puedo más" gritado entre gemidos puede significar "no pares, por tu madre".

Como con esta re-entrada del blog os digo que estoy mejor, que vuelve el Sixto que conociáis, que mi sonrisa vuelve a ser amplia, que veo luz al final del túnel... aunque vosotros sabréis a qué os saben esas palabras.



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