Yo hubo un día que creí, que tuve fe en Dios, me refiero, y me sentía afortunado.
Ahora creo que no creo y me gustaría creer porque aquella fortuna era un tesoro maravilloso y lo peor es que he cambiado una virtud teologal por un pecado capital hacia quien tiene la suerte de mantener esa fe…
Mal camino el mío.
Mucho mejor el de José Manuel.
A ver si voy a su conferencia y se me pega algo de él.Su blog
"Creo que no creo y me gustaría creer"... me suena, me suena mucho.
ResponderEliminarA ver si nos vemos el 5 en Bilbao
La fe consuela, pero a veces atonta. Sentirse solo en el universo, de vez en cuando, no viene mal...
ResponderEliminarOleee, Siluetas me devuelve la visita, ¡honorazo!
ResponderEliminar