Es un glóbulo rojo, un hematíe, un eritrocito. Sí, una celulita de las que nada por nuestra sangre, la más abundante, la que, de hecho por eso, le da su característico color rojo (incluída la realeza, por mucho que digan, otra cosa son los moluscos y algunos artrópodos), y está en la punta de un alfiler.
Podría, al hilo de tan curiosa imagen, contaros un montón de cosas que se me pasan por la cabeza esta mañana de domingo en la que no me he movido del ordenador intentando trabajar, pero la imagen se merece que me calle ya, ahí lo tenéis, un hematíe en la punta de un alfiler.
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